martes, 13 de marzo de 2018

Nación de une misme

    Salirme del margen
con las pinturas que me han dado.
Sonreír a una sombra,
fingir la enmienda a la totalidad.
Construirme una torre de marfil
y arrancarla de raíz,
tener las manos grandes,
cantar sorrow de The National.
Identificarse con el estado.

    Tejeré cometas de papel
y dejaré el hielo de los ojos
para enfriar las bebidas de los vasos.
Almacenar recuerdos que ir entrelazando
los dedos de quienes se aman,
las veredas de antaño,
las montañas y el lago,
la nieve en el tacto.
Un rumor que corre mascando hoja de coca.
Palacios abandonados,
remar contracorriente,
remar arena con el bote encallado.
Lo que funciona funciona
hasta que deja de funcionar,
y entonces buscar algo nuevo
o seguir usando el mismo método desconfigurado.
    
    Me taparé los ojos frente a los espejos
hasta que pueda verme a través de mi alma.
La precisión de la subjetividad.
La no ser no es no sé ser.
Los colores de tus ideas.
Bordar cicatrices y hacer de ellas la gran belleza.
¿Ascender en el escalafón social
o
quedarme donde estoy?
Haciendo nicho elección,
¿a dónde ir?
¿Quedarme quieta o sentir el planeta girando?
Herencia de que incluso después del cambio
seguimos siendo les mismes.
Todavía necesito agua para vivir.
Todavía puedo sentir el viento en mi piel,
y su frío y su furia son pruebas de que existo más allá del concepto,
atraída por su luz sincera
quise sentirme vacía y no recuperar nunca lo robado,
para poder empezar de nuevo lo que ya estaba,
para poder recordar con orgullo lo cambiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario