sábado, 3 de marzo de 2018

Ritual para la Transmutación

Siempre hablar del dolor
anestesia.
Liberación a través del sufrimiento compartido,
vicariado.
Ir hacia la upatía o la omnipatía,
¿qué es el término medio?
Sin mí todo este dolor no tiene significado,
yo soy su madre y lo alimento con mis pechos
hartos de prolactina.
Su boca es insaciable e innegable,
mastica cada nuevo método terapéutico y tritura
cada progresión a sabiendas de que como parásito
matará a esta huésped.
Me caliento las manos en el fuego de plástico,
enveneno mis pulmones con la esperanza de
parecerle terrorífica al sufrimiento
y que me deje perderme en la ataraxia,
atiborrándome de manos que toquen mi cuerpo
sintiéndolo como un objeto vivo de la catatonia psicosexual.
Es ahora cuando debería escuchar el canto de las sirenas
y girar mi timón embelesada por su promesa
de carne arrancada del hueso y devorada ansiosa sobre
la playa de piedras.
Quiero respirar bajo el agua
para coordinar dos sensaciones de ahogo diferentes.
Quiero escindirme de la raza humana
y su concepto de la normalidad.
Fundar una nueva mitología en una isla
al norte de Irlanda
y que mis pezones lacrados reciban de frente
los vientos helados del mar.
Pintarme la cara de azul, verde o rojo
y huir, huir, ¡oh!¡huir!,
del calor de este dolor
echando tanto frío y tantas trenzas
enredadas de madreselva como haga falta.
Quiero que la chamán me meta mano
y saque de mí el líquido negro y aceitoso
reconocible e innombrable que me ha convertido
en lo que soy, quiero que me vacíe
para que deje espacio a sufrimientos nuevos.
Ballenas boreales nuevas sobre las que proyectar mis esperanzas.
Quiero morir y no que me maten,
que mis honores no sean que estuve viva.
Quiero que me entierren con las tetas al aire
y una semilla en mi ombligo,
la cara llena de símbolos que acojan y protejan,
que acompañen una nueva valentía
y una flecha en mi mano
que será mi feminidad lanzada al fondo de la tierra.
Sed vosotras, hermanas, testigo de que no seré un sacrificio,
de que escupiré en la cara de los mártires,
que sólo responderé ante la Luna y la plata,
no como dolor esta vez,
sino flor de alumbre.

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