jueves, 22 de marzo de 2018

Con mis manos

Voy a hacer algo catártico
como chillar en el bosque al lado de mi casa,
romper un espejo
o quemar un libro.
Voy a causar un detonante que me ayude a expresar
todos estos sentimientos que no tengo forma de sacar.
Necesitaré un pequeño punto de locura,
un poco de extremismo radical,
una ruptura en mi interior
(pero de las de laboratorio, de las que sé que puedo reparar)
y una ocasión.
Quizá tire piedras a un río
imaginando que son mis equivocaciones.
Las veré hundirse y desaparecer.
Las imagino viajando hasta el mar,
para desaparecer entre los esqueletos de las ballenas.
Quizá tire piedras a un talud de tierra
sintiendo que lanzo todas aquellas veces que me sentí abandonada.
Veré como impactan contra la arena compactada
haciéndole una herida irreparable,
formando una nueva superficie,
algo nuevo desde donde sea imposible regresar.
Quizá compre un espejo de segunda mano,
me ponga mi máscara de soldador
y con un gran martillo lo reviente.
Y me veré reflejada en miles de pequeños pedazos,
miles de pequeñas identidades que forman una sola,
cada una para un cometido distinto.
Quizá coja algún libro de historia,
de esos que guardan las abuelas y les enseñan a los nietos
sin que éstos quieran.
Creo que tengo algún álbum de historia con la cara de mi padre por aquí...
así podré hacerlo arder y dejar que mi odio se vuelva ceniza
y después lloraré muy muy fuerte,
y como la llubia sobre el bosque quemado
haré crecer un vergel verde que nada tenga que ver con lo anterior.
Después soñaré que soy una gran mujer vestida de samurái,
con la máscara con el bigote de pelo animal y todo,
con esa boca abierta y amenazante,
y con mi gran katana iré cortando mis miedos uno a uno,
iré recibiendo las cornadas de los demonios a los que me enfrente
y sangraré y me costará andar y respirar,
pero seré una mujer samurái valiente e indómita en mi sueño.
Y cuando despierte habré reparado una gran parte
del daño que he recibido.

martes, 20 de marzo de 2018

Felicidades, ha sido trauma

Me miro la mano y veo la sangre.
La veo manar desde mi vientre piñata,
no importa cuántas veces lo golpee
nunca saldrá una niña.
Froto mis dedos con curiosidad
nunca vi una realidad que me hablara de mí
y mi dolor,
ahora que éste se ha callado.
¿Cómo hago para que me hablen de mi ausencia?
Y hurgar dentro buscando el botón de reinicio
escuchando la melodía del silencio
a media voz entre un dolor que ciega
y unos gemidos que ya no suenan a nada.
Me doy cuenta de que no importa cuánto sangre,
que no importa mi sangre
ni la apertura desde la que bombea,
que este cuerpo va a morir y a desaparecer,
sin dejar un legado.
Edificio vacío,
todos los vanos condenados.
Quiero meter mi mano ensangrentada dentro de mí
por un butrón que me haga en el ombligo
y buscar tranquila o desesperada,
buscar ahí dentro, a tientas,
un alma.
Tan sólo un alma.

Algo desaparece. Nadie se pregunta por ello


Una mano caliente y otra fría atrapan mi cuerpo.
Desde el escaparate miro a la de verdad desayunar
y paso hambre de autenticidad.
Su gesto sutil y pleno.
Sonríe sin pensarlo por un segundo
y pienso en todas las guerras que he perdido
y que me han llevado a ser una esclava convencida.
Su mirar cansado de reflejo invoca procesiones internas
donde hay que lamentarse porque el muerto
no quiere llevar una camiseta de fútbol,
ni tampoco piensa que merezca la cortesía de un vestido
de flores sobre un fondo negro plisado.
Ahora cuando ella simplemente es
yo sólo puedo mirarla anonadada,
como si viera un milagro de la naturaleza
del que sé que no soy partícipe pero al que
arrogante,
aspiro,
lanzando mis brazos hacia delante
con la esperanza de abrazarme a algún árbol por el cuello
y desaparecer en mi cénit de locura
mientras aún crea que puedo ser mujer.
Ella persiste más allá de mi mirada
simplemente existiendo delante de mí.
Exhibición improvisada de divinidad despistada,
sin articular palabra
quedo sonriente y absorta
agradeciendo la bendición de una presencia
que me devuelva al umbral
desde el que llamar con urgencia
escapando de un lobo
al que nunca seré capaz de volver.
Después de la observación no quedan conclusiones,
el fenómeno ha desaparecido y se ha llevado consigo
la virtud de la experiencia.
Quedo yo, medio formada,
muralla a la que no le dio tiempo a defender nada
esperando ser algún día
los contornos de otro cuerpo bendecido,
las paredes de otra indiferente casa.

Disfraz de Abrigo

Saben hacer del frío un hogar
o no lo sienten realmente
y yo tiemblo en su presencia
por indiferencia quizá por ausencia
un calor que nunca llega.
Choco piedras, fragmentos de mi alma,
esperando que salte la chispa en mi interior
pero también yo albergo
mi parte de glaciar,
un perpetuo tiempo quieto
que horada impasible
las paredes de mi voluntad.
Y espero de elles un sol radiante
Siendo yo deidad pequeña y frágil.
En mi cabeza les obligo a pagar tributo
de entendimiento, paciencia y cariño,
justo las tres cosas que a una persona
no se le puede arrancar.
Quiero lo imposible
y voy dejando un rastro de escarcha
por donde voy pisando
con mis pies descalzos.
Me gustaría, como elles,
no entenderlo, no pensarlo,
y hacer con cuatro ramas mi palacio,
pero me obligaron a nacer bajo estrellas y lunas
que nada tienen que ver conmigo
pero que funcionan como vestidos de rayos
que por más que intente no me puedo quitar.
Es el universo, pues, quien da sin preguntar
un destino al que no hacemos caso
y se cumple sin remedio.

martes, 13 de marzo de 2018

Nación de une misme

    Salirme del margen
con las pinturas que me han dado.
Sonreír a una sombra,
fingir la enmienda a la totalidad.
Construirme una torre de marfil
y arrancarla de raíz,
tener las manos grandes,
cantar sorrow de The National.
Identificarse con el estado.

    Tejeré cometas de papel
y dejaré el hielo de los ojos
para enfriar las bebidas de los vasos.
Almacenar recuerdos que ir entrelazando
los dedos de quienes se aman,
las veredas de antaño,
las montañas y el lago,
la nieve en el tacto.
Un rumor que corre mascando hoja de coca.
Palacios abandonados,
remar contracorriente,
remar arena con el bote encallado.
Lo que funciona funciona
hasta que deja de funcionar,
y entonces buscar algo nuevo
o seguir usando el mismo método desconfigurado.
    
    Me taparé los ojos frente a los espejos
hasta que pueda verme a través de mi alma.
La precisión de la subjetividad.
La no ser no es no sé ser.
Los colores de tus ideas.
Bordar cicatrices y hacer de ellas la gran belleza.
¿Ascender en el escalafón social
o
quedarme donde estoy?
Haciendo nicho elección,
¿a dónde ir?
¿Quedarme quieta o sentir el planeta girando?
Herencia de que incluso después del cambio
seguimos siendo les mismes.
Todavía necesito agua para vivir.
Todavía puedo sentir el viento en mi piel,
y su frío y su furia son pruebas de que existo más allá del concepto,
atraída por su luz sincera
quise sentirme vacía y no recuperar nunca lo robado,
para poder empezar de nuevo lo que ya estaba,
para poder recordar con orgullo lo cambiado.

Principio de Irrealidad

    Una voz sin voces
a tope de volumen que grita conformismo.
Un existir sin ser reconocida,
sin existir más allá de ser el ejemplo de lo que no es real,
de vivir confundida
estando segura de lo que soy
que no cabe en los márgenes de lo que debo ser.

    Un espectro lo llaman,
para defender que todes cabemos,
a sabiendas de que los fantasmas no existen.
Los monstruos de feria que no dan miedo,
la exposición de trastornos sin tratar,
la patología del asesino de una misma,
un fundirse o muerte, o paliza o violación,
o carta de despido, o desahucio, o el insulto por placer.
Intercambio de cartas con recetas médicas,
intercambio de miedo a salir a la calle.

    Y se ponen a teorizar sobre lo que pensamos sin preguntarnos,
sobre lo que sentimos sin escucharnos,
sobre si debemos vivir
sin mirarnos,
sin comprobar que de verdad estamos vives,
que no somos una desviación estadística,
un flujo anormal de hormonas durante el embarazo,
un problema social a corregir
eliminando al perro y a la rabia...
sin limpiar después el cuchillo.

¿Qué nos queda por dejar intacto
para que lo puedan romper?
¿Qué es aquello que podemos llamar nuestro
sin que vengan a quitárnoslo como los niños mimados del parque?
Que lo nuestro es sólo amarnos,
amaros,
baños de luz,
armarios vacíos,
calles llenas de risa,
¿se entiende?

viernes, 9 de marzo de 2018

Choices

I didn’t choose to be like this.
Do you think if I could choose I’d be like this?
Vomiting flowers like blood or the other way around
not knowing what hurts more?
Aware each time I swallow my throat is going to remind me
it could be the last?
Do you really believe that out of everything I would choose to be this dysfunctional?
Not being able to accept love without paying a toll of self-hatred,
constantly fearing to be left behind by my equals,
assuming I have already been left behind by everyone else.
Do you still think this is a choice to make?
To be rejected, to be a rejection of your former self,
to feel I’m a fraud in every step I take
no matter how hard I try or fight or let it go,
always that background screaming of childhood pain.
To construct yourself against everything you suffer to,
instead of just… growing out of the happiness ponds along the way.
To have that sensation of dirty dust on the fingertips
and everything I touch being irremediably stained.
Have you ever felt you’ve lost yourself?
More so,
Have you ever had to dig your own grave, bury yourself,
say a little prayer,
and keep going on like nothing happened?
Like you don’t know your corpse is underground in the backyard of your mind?
How can you still say I choose to be like this?
I did what I could, what was left for me to do,
I just did
and it never sufficed
it was never enough
and no matter what that feeling won’t go away
a limb I can’t tear away.
I should’ve just torn myself away,
when I had the chance.
I’ll tell you what I chose.
I chose to be a bad student at high school,
I chose not to talk about feelings,
I chose I had to be a boy,
I chose to lose myself in videogames so as not to live through all the pain,
I chose to hide,
I chose to push them away,
I chose to not let myself grow and become an atrophy of expectations,
I chose I would never speak of it again.
And it failed, it all failed,
except the feeling that guided all those decisions,
and now every path I take is tainted by it,
flooded by it.
I should tell you to walk a mile in my shoes
but truth is I’ve been barefooted for far too long
and I don’t really want you to understand.
Excuse me, I’m choosing not to talk
anymore.